sábado, julio 29, 2006

Cuando sostenemos un lugar.

Recientemente un amigo mió creo su propio blog, le llamo “Filotea”, es mas, lo pueden encontrar en los link recomendados de esta pagina.
Le costó al parecer iniciarlo, se resistía a la idea de poder realizar una escritura en éste espacio que tantos intentan domesticar. Le costó iniciarlo porque de alguna manera se debe pagar un costo por el uso. Entiéndase bien, un blog requiere que alguien escriba en él para poder así darle su posición correspondiente.
Cuando nos hacemos cargo de una posición en nuestras vidas en relación a otros, debemos asegurarnos de generar las condiciones necesarias para poder sostener ese lugar. Podemos ocupar muchos lugares distintos a lo largo de nuestra vida, el de pololos, pololas, hermanos, madres, amantes, padres, prójimos, etc. Pero debemos afrontar dicho lugar intentando sostenerlo en la fantasía.
Cuando hemos tomado un lugar y nos hemos apropiado de éste, encontramos el rol que debemos desempeñar, en ese rol se juega nuestra propia identidad, y cada cual se desenvuelve en él, en la medida que le es posible. Sin embargo cuando desistimos de sostener ese lugar, no solo ya no empleamos el rol, sino que destituimos la posibilidad de practicarnos a nosotros mismos en relación a otros bajo aquel plano, ¿que significa esto?, muy simple; las relaciones humanas en torno al lugar que estamos a punto de no sostener mas, están en peligro. Entonces, el que no logra sostener la posición de padre, pierde la posibilidad de generar un vínculo con el hijo. Y para aquel hombre la palabra hijo perderá su significado. No porque lo llamen padre, el se convertirá en uno, el llamado que nos hace el otro es una convocatoria para ocupar ese lugar, sin duda alguna, sin embargo debemos situarnos subjetivamente en aquel lugar para así poder dar el ancho y ocupar el espacio. Debemos desear estar, y fantasear en él.
En la vida a lo que no se tiene solución es necesario tomar posición, todos nosotros tenemos múltiples roles, a modo de malabarista nos movemos entre unos y otros.
Sin embargo a medida que vamos envejeciendo vamos perdiendo lugares y vamos abandonando otros para adoptar nuevos que sean mas acorde con los viejos años que portamos en el cuerpo. Yo soy joven aun, pero eso lo veo en los viejos que me rodean.
Y me doy cuenta que cada gran paso en la vida, cada crisis en la vida, cada etapa, está marcada por el abandono, la perdida y la adopción de dichos lugares que sostenemos.
Las transiciones son difíciles, intentar sostener los nuevos lugares que tomamos es cosa difícil, hay que adaptarse, en ocasiones nos resistimos, cuestionando nuestro porvenir creyendo que estamos esperando la micro en el paradero equivocado. Pero es de todos pensar así, no hay uno solo de los que leen esto, que no hayan sentido la pérdida del horizonte cada vez que cruzaban un nuevo umbral. Y si no lo sintió en su momento, preocúpese, quizás no cruzo el umbral. La angustia avisa, y nos avisa bien.
Muchas veces par tratar de calzar en un grupo determinado intentamos sostener lugares en donde nos es imposible durar mucho tiempo. Lo peor de todo es cuando generamos vínculos afectivos o de otro tipo que se desarrollan en dichos lugares, ¡como nos cuesta mantenernos al pie del cañón en ese lugar!, la bala finalmente termina saliendo antes de tiempo y los vínculos con aquellos o aquellas no logran concretarse. Es porque deseamos una posición o lo que se puede lograr en ella, pero no estamos dispuestos a sostener dicho lugar.

Querer, poder, deber… y entre estas nos movemos.

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