miércoles, julio 19, 2006

Cuando decimos...


Cuando señalo algo a alguien, ¿quien lo dice? ¿yo, el otro(a), ambos?. No por que lo dicho salga de mi boca significa que yo lo digo ¿o si?

Mientras veía Bernardo y Bianca en el Disney Channel a las 3 AM, estaba pensado que muchos de nosotros nos sentimos muy comprometidos con lo que a veces decimos a otras personas.
Tratamos de “medir las palabras” y nos identificamos mucho con lo que intentamos decir o pensamos sobre algo en relación a alguien cuando logramos comunicarnos con ese humano o ratón (para el caso de la película) de una manera, íntima y propia.
Existen conversaciones triviales que se vuelven especiales y otras que quedan en la trivialidad simplemente, yo creo que se puede dar mas en los casos en donde “logramos” una gran conexión con un otro significante… solo intento satisfacer la idea de que existe una comprensión mas allá de las palabras, experiencia que hemos tenido la dicha de tener, aunque sea una experiencia imaginaria para muchos.
Por un lado cuando tenemos la sensación de que hemos podido hacer una gran conexión con alguien, talvez eso no sea más que la gran conexión que hemos podido hacer con nosotros mismos, y que a partir de eso nos hace sentido la presencia del otro, pero pensar así, es pensar que el otro es secundario, y con eso no estoy de acuerdo.
Todo esto es discutible por supuesto, debe estar en el listado de las cosas más discutibles!, sin embargo creo que son los inconscientes los que hablan. ¿Somos dueños de lo que decimos?. No me considero tan dueño de lo que digo, me hago cargo de lo que digo, pero eso es otra cosa.

A veces le decimos a alguien cosas que ni siquiera creemos, que ni siquiera pensamos ni sentimos, y sin embargo en el contexto de una conversación las decimos igual e incluso la contraparte nos puede creer o negar. Pero cuando decimos algo, ¿quien es el que lo dice?, ¿en el fondo quien lo dice?, decimos a modo especular, como en espejos…Y esto ocurre no solo en el amor romántico, puede ocurrir entre amigos, hermanos o cualquiera sea la relación.
Cuando le digo a una mujer que la quiero, que la amo o que no deseo verla más, ¿es mió complemente aquello que digo? ¿En que punto aquello que digo deja de ser mió y comienza a ser del otro? Te digo que te amo porque me amas…. Te digo que me haces falta porque falta te hago, te digo que no te quiero ver mas, y al decírtelo, en realidad la que lo dice eres tu…
Como dice mi amigo Nietzsche, “el otro no es mas que un reflejo imperfecto de mí mismo…” pero en algún punto el otro soy yo también.
En el espacio que genero con otra persona muchas cosas están en juego, aquí en los Blogs también hay un “otro” imaginario… uno escribe pensando que hay un lector que lee cuestionándonos, que nos interpela en la lectura intentando entender lo que decimos. Escribimos aquí explicando, señalando, ejemplificando para que ese otro que es cualquiera, nos pueda entender, si es que le dan ganas de leer esto, claro está… pero cuando hablamos con alguien en particular y le decimos algo ¿donde está la frontera ultima de dominio personal?, ¿donde las palabras toman otro color y otra temperatura diferente a como salieron de uno?
Podemos decir aquello que inconscientemente vemos que el otro no dice y a modo de espejo lo reflejamos ante él o ella, a su vez nos puede tocar alguien que nos diga lo que nosotros dejamos de decir. Después de todo cuando decimos cosas no sabemos lo que decimos, no planificamos lo dicho, aunque algunas(os) tengan la fantasía de que están en pleno control de su lengua.
Si nos atrevemos a pensar que las palabras son instancias de comunicación, son como sogas que se lanzan de un bote a un muelle… la labilidad propia que intentamos afirmar en la fijeza imaginaria que creemos del otro, pero en ese momento, la soga ya no tiene un solo dueño.

Es difícil hablar de esto sin sacar a relucir el psicoanálisis y lo que implica la transferencia, pero mas allá de las palabras que son fuente de equivocación y peor son si se escriben, el espacio que se genera es un espacio de dos, en ese lugar me reconozco y me veo, y reconocer que eso ocurre, me hace sentido de que lo que digo no lo digo solo yo, y que lo que dice la otra persona tampoco lo dice ella solamente, también puedo estar diciéndolo… “inconscientemente”. Creo que tomar en consideración esto, nos hace ser mas solidarios en el decir y en el escuchar, porque sentimos menos congoja cuando enfrentamos un gran enunciado que a partir de que se hace oír nos puede cambiar la existencia.
Es una lógica extraña, me resulta rara a mí por lo menos, y en una de esas, saco de cuajo en corto tiempo éste texto del Blog, pero bueno… así es la cosa, nadie camina por la calle pensando así… bueno, algunos si...

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Por lo menos soy de la idea de que no saques este post. Me hizo bien leerlo. Me fortaleció y ayudó a profundizar ciertos convencimientos e ideas sobre relaciones y comunicaciones interpersonales (tanto a nivel humano como divino). Mostraste, como dices, lo que tenía dentro...
Y quizás, sí, hay personas que caminan por la calle pensando así, por lo menos yo soy una.
Sigue con tu Blog amigo mío. (Muy buenos los otros posts también. Incluso me estás picando la guía para hacerme uno.)

julio 26, 2006 10:12 p. m.  
Blogger Baguala dijo...

... viento cálido y sofocante...
Gracias por decir.
Bienvenido.
Camila.

julio 31, 2006 8:03 p. m.  

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